Todo está en calma…
Todo brilla
ADVIENTO 2015
Gozo
MARTES, 22 DE DICIEMBRE DEL 2015
Tesoros apacibles
por el Rev. Mark Fuss
Cuando era niño, el ajetreo de la Navidad me emocionaba. Villancicos por todas partes, servicios especiales de Nochebuena en la iglesia, olores y sonidos emanando de la cocina y el crujido del papel de regalo siendo usado aún reavivan imágenes felices de Navidades pasadas.
Nuestras reuniones familiares eran ruidosas, amorosas y
pasaban muy rápido. La Navidad era como una montaña rusa demasiado presurosa —y luego todo cesaba. Y el Año Nuevo llegaba, ya estuviéramos listos o no.
Cuando me convertí en un joven adulto y me mudé lejos de
mi familia, volver a casa para Navidad se sentía como una
carrera. Estaba en la ciudad para algunas reuniones rápidas,
intercambio de regalos y abrazos y luego me regresaba antes de que pudiera procesar lo que había pasado.
Hoy en día, los recuerdos que atesoro surgen más durante
los momentos apacibles de Navidad. Las madrugadas son mi momento favorito, encender el árbol que brilla en la oscuridad justo antes de que amanezca y sentarme en silencio con una taza de café, dejando que los recuerdos vengan una y otra vez a mi mente. Recuerdo pasar tiempo en la cocina con mi abuela cocinando una vez más las recetas favoritas de la familia; las mañanas de Navidad cuando estábamos todos juntos; todos los primos pequeños abrazados en el sofá según leíamos un cuento.
Incluso recordar los seres queridos que han fallecido se
convierte en una tristeza dulce en la quietud. Una angustia
cálida y una suave lágrima, el arraigo de la pena ha disminuido y ha permitido que el recuerdo fluya. La fe, la familia y los sentimientos, son todos tesoros apacibles.
“Por eso mi corazón se alegró, y mi lengua cantó llena
de gozo”.—Hechos 2:26
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