Todos los años al llegar el tiempo de
preparación para la Navidad, comenzamos a elaborar, los
diversos adornos navideños, entre ellos nuestro pesebre.
El pesebre,
que algunos llaman nacimiento o belén, fue ideado por el Seráfico San
Francisco de Asís, quien, en la Navidad de 1233, tres años antes de su muerte,
hizo una representación en vivo del
nacimiento del Hijo de Dios, para celebrar con una solemnidad única y
extraordinaria ese hecho, habiendo obtenido previamente la oportuna licencia
del Sumo Pontífice, para evitar que su proyecto fracasara condenado como
novedad. Lejos de eso, pronto se extendió por toda la cristiandad,
popularizándose con las figuritas de los más diversos materiales que todos
conocemos, habiendo llegado hasta nosotros a través de España, para convertirse
en una de las tradiciones más propias de nuestras tierras, esencial para el
disfrute pleno de la Navidad,
1. La propuesta de esta novena navideña es armar
el nacimiento durante los nueve días antes de Navidad, meditando así cada una
de las figuras principales que aparecen en él y preparando nuestro corazón al
nacimiento del Niño Jesús, quien una vez más nos invita a hacernos hermanos en
su amor.
La estructura que se
presenta es muy sencilla, y así, en familia o en el barrio o en la capilla,
cualquiera puede organizar esta novena. Para ello, antes de comenzar la novena
es necesario tener preparado el lugar, así como la escenografía básica (pueblos,
montañas, valles, ríos…) si es ese el estilo de pesebre que se montará.
La novena se desarrollará
todos los días de acuerdo con el siguiente esquema básico
1. Saludo y Aguinaldo inicial.
2. Oración para todos los días.
3. Presentación del personaje del día.
4. Lectura Bíblica.
5. Meditación.
6. Oración final y colocación de la figura en el
pesebre.
7. Despedida.
Primer día, DOMINGO 16 de diciembre:
La Virgen María
1. Saludo y Aguinaldo inicial:
Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:
Hoy estamos aquí para
prepararnos juntos al nacimiento del Señor. Deseamos orar con Él, escuchar su
Palabra y meditarla; dejar que sea Él quien nos transforme así como lo ha hecho
con todos los que le escuchan. Así que dispongámonos a participar en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se canta un cantico mariano.
2. Oración para todos los días:
Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti,
no deseamos nada más sino encontrarte en
nuestras vidas;
así como te reconocieron Ana y Simeón
queremos reconocerte en el niño que nace en
Belén.
Prepara tú nuestros
corazones
para que recibamos con alegría y compromiso
el Reino de Dios que se hace presente entre
nosotros,
proclamando con todos los ángeles y a través
de nuestra vida
“Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz
a los hombres que ama el Señor”.
No cierres tus oídos a
nuestra oración
para que meditando el misterio de la
encarnación,
sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos,
al crucificado que ha
resucitado.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
3. Presentación del personaje
del día:
Hoy vamos a meditar la
figura de María. Ella fue la primera en recibir la noticia del nacimiento del
Salvador; fue la primera en acoger la palabra en su corazón e interrumpir sus
planes por aceptar a Jesús. Escuchemos hoy cómo ella recibió el Verbo de Dios.
4. Lectura Bíblica. (Lc 1,
26-38):
Al sexto mes el ángel
Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una
joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José,
de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y
le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». María quedó muy
conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No
temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y
darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y
justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su
antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no
terminará jamás».
María entonces dijo al
ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu
Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por
eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta
Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se
encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».
Dijo María: «Yo soy la
servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho». Después la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
5. Meditación:
En esta lectura se nos
presenta a María como aquella que está a la escucha de la palabra, es
interpelada por ella y recibe la misión de ser la madre de Dios. Ella, sin
embargo, presenta sus dudas al ángel y recibe la prueba de la maternidad de
Isabel que demuestra que para Dios nada es imposible. ¿Medito yo diariamente la
palabra de Dios? ¿Voy descubriendo la voluntad de Dios para mi vida? ¿Cuáles
son las preguntas que me surgen de la escucha de su voluntad? ¿Es mi respuesta
un sí abierto a recibir a Jesús en mi vida?
6. Oración final y colocación
de la figura de la Virgen María en el pesebre:
Te damos gracias, Padre,
porque en María nos has mostrado la grandeza de tu amor.
Te pedimos que germine en nosotros la pureza
de corazón,
y así seamos libres para
hacer tu voluntad.
Abre nuestros oídos para que escuchemos tu
Palabra,
y que en nuestros labios
esté siempre el sí a punto.
Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar Purísima María).
7. Despedida.
El Dios de la Vida, que hizo
fecunda la virginidad de María, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. Amén
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