martes, 18 de diciembre de 2012

Novena al Niño Dios : Tercer Dia : La Mula y el Buey


 

Tercer día, 18 de diciembre:
La mula y el buey
Saludo :
La creación ha sido hecha en Cristo, y por eso es importante que la recordemos en esta novena. Sobre todo, cuando en estos tiempos se hace tan importante reflexionar sobre la ecología. Antes de comenzar, hagamos un pequeño momento de silencio y escuchemos los ruidos que la naturaleza nos brinda. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 Oración para todos los días: 
Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti,
no deseamos nada más sino encontrarte en nuestras vidas;
así como te reconocieron Ana y Simeón
queremos reconocerte en el niño que nace en Belén.
Prepara tú nuestros corazones
para que recibamos con alegría y compromiso
el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros,
proclamando con todos los ángeles y a través de nuestra vida
“Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.
No cierres tus oídos a nuestra oración
para que meditando el misterio de la encarnación,
sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos,
al crucificado que ha resucitado.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oracion a la Virgen Maria :
Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma, y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría).
Oracion a San Jose:
¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
(Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria). 

  Presentación del personaje del día:
San Francisco, creador del pesebre, introduce dos nuevos elementos en la representación del nacimiento del niño Dios. Son la mula y el buey. El buey, animal fuerte y fiel, seguramente lo ha deducido puesto que las narraciones bíblicas nos hablan de un establo; la mula recuerda aquel animal en el cual se trasladó María desde Nazaret hasta Belén.
En estos dos animales, se representa toda la armonía de la naturaleza que llega a su plenitud en Jesucristo. También se nos recuerda que a aquél a quien nadie quiso recibir en su casa, fue calentado y acogido por estos animales. Escuchemos lo que nos dice el profeta.

4.  Lectura Bíblica (Is 11,1-):

Una rama saldrá del tronco de Jesé,

un brote surgirá de sus raíces.

Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé,

espíritu de sabiduría e inteligencia

espíritu de prudencia y valentía,

espíritu para conocer a Yahvé y para respetarlo,

y para gobernar según a sus preceptos.

No juzgará por las apariencias

ni se decidirá por lo que se dice,

sino que hará justicia a los débiles

y defenderá el derecho de los pobres del país.

Su palabra derribará al opresor,

el soplo de sus labios matará al malvado.

endrá como cinturón la justicia,

y la lealtad será el ceñidor de sus caderas.

El lobo habitará con el cordero,

el puma se acostará junto al cabrito,

el ternero comerá al lado del león

y un niño chiquito los cuidará.

La vaca y el oso pastarán en compañía

y sus crías reposarán juntas,

pues el león también comerá pasto,

igual que el buey.

El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora,

y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano.

No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo

en todo mi Cerro santo,

pues, como llenan las aguas el mar,

se llenará la tierra del conocimiento de Yahvé.

Palabra del Señor.
Meditación:
Recibir a Jesucristo en la propia vida implica luchar activamente por la paz. La mula y el buey son expresión de la pobreza en la cual nace Jesús: ¡El Salvador ha elegido nacer en medio de los más pobres, y en condiciones inhumanas!

El nacimiento de este Rey de la gloria, es una denuncia a todos los atropellos que se cometen a los hermanos. La naturaleza no podrá encontrarse en paz mientras los hombres y mujeres no aprendamos a vivir en armonía tanto entre nosotros como con el resto de la creación. Y para poder ser solidarios debemos comenzar por hacernos pobres, tanto que seamos libres para proclamar con nuestras vidas que el lobo habita con el cordero.

¿Doy cabida en mi corazón a Jesús o le expulso de él con excusas? ¿Soy solidario con mis hermanos más necesitados? ¿Cómo lo demuestro? ¿Valoro la naturaleza y la respeto como parte de la creación?

Oración final y colocación de las figuras de la mula y el buey en el pesebre:

Al ver a la mula y el buey, Señor, vemos el regalo que nos has hecho en la creación.

Te pedimos perdón por aquellos que con intereses mezquinos cada día acaban con parte de la naturaleza.

También te pedimos perdón por nosotros, porque muchas veces no sabemos ser solidarios con quien nos necesita.

Danos un corazón de carne, para que sepamos ser misericordiosos y dar nuestro calor humano a los demás.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  (Gozos)
Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh sapiencia suma
del Dios soberano,
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
disteis los mandatos!
¡Ah! ven prontamente
para rescatarnos.
Y que un niño débil
muestre fuerte brazo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh raíz sagrada
de José, que en lo alto
presentan al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles
bella flor del campo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, Oh Niño,
con tu blanda mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh lumbre de Oriente
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!
¡Niño tan preciado,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño
da al mísero amparo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo,
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Abranse los cielos
y llueva de lo alto
Bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño!
Ven Dios humanado
luce, hermosa estrella,
brota flor del campo.

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Ven que ya María
previene sus brazos
do su niño vean,
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Del débil auxilio
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

Véante mis ojos,
de ti enamorados!
Bese ya tus plantes,
bese ya tus manos!
Prosternado en tierra
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos,
Ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto!


Oracion al Niño Dios:
Acordaos ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! Que dijisteis a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Vos ¡Oh Jesús, que sois la misma verdad! Venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayudadnos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos, por los méritos de vuestra encarnación y de vuestra infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a Vos ¡Oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

Despedida:

 El Dios creador, que nos recuerda su amor en cada huella de Él que encontramos en la naturaleza, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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