domingo, 23 de diciembre de 2012

Novena al Niño Dios: Octavo dia: Los Reyes Magos


 

 
SEPTIMO día: 23 de diciembre
LOS REYES MAGOS
Saludo :
Ya se va acercando la fiesta de la Navidad, y cada día que se acerca, pensamos en los regalos que vamos a dar a nuestros familiares y amigos. Tomémonos este ratico para recibir el regalo que Dios nos quiere dar, que es su Palabra, y démosle también un pequeño presente, nuestra adoración. Hagámoslo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para todos los días: 
Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti, no deseamos nada más sino encontrarte en nuestras vidas; así como te reconocieron Ana y Simeón  deseamos reconocerte en el niño que nace en Belén.
Prepara tú nuestros corazones  para que recibamos con alegría y compromiso  el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros,  proclamando con todos los ángeles y a través de nuestra vida “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.                                                    No cierres tus oídos a nuestra oración  para que meditando el misterio de la encarnación, sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos, al crucificado que ha resucitado.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oracion a la Virgen Maria :
Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma, y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría).
Oracion a San Jose:
¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
(Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria). 
Presentación del personaje del día:
La tradición cristiana nos ha pintado a los tres reyes magos como aquellos hombres sabios que siguen los signos de los tiempos, una estrella brillante en el cielo, y así encuentran a Jesús en el pesebre. Simbolizan estos reyes paganos que la salvación de Jesús ha llegado para todo el mundo, judíos y no judíos. Melchor, Gaspar y Baltazar le dan como presente al niño aquello que era considerado muy valioso para ellos: oro, incienso y mirra. Escuchemos qué nos dice el relato bíblico sobre estos tres hombres.
Lectura Bíblica (Mt 2,1-12):
Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.»
Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel.
Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.»
Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez a la estrella!. Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.
Palabra del Señor.
Meditación:
Los Magos van en primer lugar a donde los poderosos de Israel, pensando que el niño Jesús había nacido allí, ¿de qué otra forma podía ser si estaban buscando al rey del universo? Pero Dios nos sorprende al elegir otro lugar para dejarse encontrar: Belén de Judá, un pequeño pueblo que era despreciado por todos menos por el profeta. En nuestras vidas, buscamos el poder de Dios en grandes manifestaciones, pero no nos damos cuenta de que Él actúa por medio de los pequeños. Los Magos se pusieron en camino y del palacio llegaron a una casa pobre; allí encontraron a María con el niño.
¿Dónde estás buscando la presencia de Dios en esta Navidad? ¿Te has puesto en camino, como los magos, o sigues instalado en el palacio de la comodidad, de la separación del otro…? ¿Por medio de qué signos de la actualidad te está invitando Jesucristo a seguirle?
Oración final y colocación de las figuras de los Reyes en camino en el pesebre:
Ven Espíritu de Dios a mi corazón, no veas el sucio que pueda haber en él y ayúdame a limpiarlo; dame ojos nuevos para poder reconocer tu presencia allí, donde nadie piensa que puedas estar; dame pies nuevos para salir de mi palacio
y caminar, como los Magos, hasta tu pequeña casa de Belén.
Te doy gracias, porque cada día haces nueva mi existencia,
y así me haces testigo de tu amor con los hombres.
Que mi oro, mi incienso y mi mirra, sean mi corazón, mi misericordia y mi acción.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
  (Gozos)
Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh sapiencia suma
del Dios soberano,
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
disteis los mandatos!
¡Ah! ven prontamente
para rescatarnos.
Y que un niño débil
muestre fuerte brazo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh raíz sagrada
de José, que en lo alto
presentan al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles
bella flor del campo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, Oh Niño,
con tu blanda mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Oh lumbre de Oriente
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!
¡Niño tan preciado,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño
da al mísero amparo!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo,
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Abranse los cielos
y llueva de lo alto
Bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño!
Ven Dios humanado
luce, hermosa estrella,
brota flor del campo.

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Ven que ya María
previene sus brazos
do su niño vean,
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Del débil auxilio
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

Véante mis ojos,
de ti enamorados!
Bese ya tus plantes,
bese ya tus manos!
Prosternado en tierra
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos,
Ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto!

Oracion al Niño Dios:
Acordaos ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! Que dijisteis a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Vos ¡Oh Jesús, que sois la misma verdad! Venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayudadnos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos, por los méritos de vuestra encarnación y de vuestra infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto (hacemos nuestra peticion personal).
Nos entregamos a Vos ¡Oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

Despedida:
El Señor que nos pone en camino hacia su encuentro, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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