DOCEAVO DÍA DE NAVIDAD
EPIFANÍA
DOMINGO, 6 DE ENERO DEL 2019
Estoy lleno de vida, dulce vida.
VIDA
La vida se concibe de la manera más sagrada y mágica hacia adentro y hacia fuera de un ser físico.
Aprecio lo sagrado de este movimiento de vida en la alegría y la maravilla de un niño recién nacido, en una rosa que acaba de florecer, en una bandada de gansos. De igual manera, la transformación profunda fuera de un cuerpo se experimenta mediante la última respiración de un ser amado, una flor que se marchita, la quietud final de una mascota que solía estar agitada.
Sin embargo, permanece la verdad de que la vida en sí misma no nace ni se extingue. Está ahora, tal y como lo ha estado siempre, danzando en su salto glorioso hacia adentro y hacia afuera del mundo físico a través del tejido eterno de la plenitud del universo, en el cual estamos todos entrelazados.
La vida misma fluye del Espíritu. Está más allá de la medida del tiempo y del espacio y elude cualquier diagnóstico o enfermedad.
Anclada en el reino de la santidad, la vida se anima a sí misma en mí, a través de mí y como lo que yo soy.
—Jacquie Lenati
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.—Juan 10:10



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