SEPTIMO día: 22 de diciembre
LAS MUJERES Y LOS NIÑOS
Saludo :
Ya se acerca la fiesta del
nacimiento del Niño Dios, y cuando es el cumpleaños de alguien, usualmente le
llevamos un regalo. Preparemos ese regalo que somos nosotros mismos en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para todos los días:
Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti, no deseamos nada más sino encontrarte en nuestras vidas; así como te reconocieron Ana y Simeón deseamos reconocerte en el niño que nace en Belén.
Prepara tú nuestros corazones para que recibamos con alegría y compromiso el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros, proclamando con todos los ángeles y a través de nuestra vida “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el
Señor”. No cierres tus oídos a nuestra oración para que meditando el misterio de la encarnación, sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos, al crucificado que ha resucitado.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oracion a la Virgen Maria :
Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por
vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre
suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma, y la de
todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento
espiritual de vuestro adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme
algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que aguardasteis
vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por
toda la eternidad. Amén.
(Se reza tres veces el Avemaría).
Oracion a San Jose:
¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús.
Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos
ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan
excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño,
me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.(Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria).
Presentación del personaje del día;
En un pesebre siempre hay,
junto con los pastores, mujeres y niños que corren hacia el lugar donde ha
nacido el Mesías. Y es que la vida de Jesús fue un constante reivindicar de la
situación femenina e infantil en la sociedad judía: para ellos, las mujeres y
los niños eran menospreciados y no se les tomaba en cuenta. Jesús, por su
parte, asumía la salvación de toda la humanidad y por ello se acercaba sin
temor a niños y mujeres. De hecho, el encargo más importante, anunciar la
resurrección, fue dado a las mujeres.
Meditemos sobre las
relaciones que tenemos con mujeres y niños, a la luz de este Evangelio.
Lectura Bíblica (Lc
1,39-56):
Por entonces María tomó su
decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el
niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en
alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu
saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por
haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»
María dijo entonces:
Proclama mi alma la grandeza
del Señor,
y mi espíritu se alegra en
Dios mi Salvador,
porque se fijó en su humilde
esclava,
y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.
El Poderoso ha hecho grandes
cosas por mí:
¡Santo es su Nombre!
Muestra su misericordia
siglo tras siglo
a todos aquellos que viven
en su presencia.
Dio un golpe con todo su
poder:
deshizo a los soberbios y sus planes.
Derribó a los poderosos de
sus tronos
y exaltó a los humildes.
Colmó de bienes a los
hambrientos,
y despidió a los ricos con
las manos vacías.
Socorrió a Israel, su
siervo,
se acordó de su
misericordia,
como lo había prometido a
nuestros padres,
a Abraham y a sus descendientes para siempre.
María se
quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.
Meditación.
Una mujer embarazada y su
hijo en el vientre han reconocido la maternidad divina de María. La
sensibilidad femenina ha sido capaz de descubrir aquello que estaba oculto. Y
María reconoce la acción del Señor en la vida de los que son socialmente
marginados con el canto del Magníficat. La servicialidad, la humildad, la
sencillez, la apertura a la vida, el fiarse de la mano de Dios… todas estas son
cualidades que se encuentran presentes en el corazón de la madre. Y si queremos
ser verdadera imagen de Dios, debemos procurar tener un espíritu de niños,
libre de prejuicios y dispuesto para amar.
¿Me relaciono con las
mujeres, niños y hombres desde el machismo propio de mi cultura, o trato de
expresar otro tipo de relaciones? ¿Soy capaz de reconocer las cualidades femeninas
de aquellas que me rodean? ¿Encuentro en los niños esa imagen de Jesús niño?
Oración final y colocación
de las figuras de las mujeres y los niños en el pesebre.
Señor, Dios de nuestras
vidas, te damos gracias porque has
sido para nosotros Padre y Madre, cuidándonos a cada instante, llenándonos de dones para
vaciarnos, como las madres, en los demás.
Danos un espíritu libre,
sencillo y disponible a amar, a quien sea y dónde sea, para que, como niños
pequeños, nos dejemos conducir por ti y así hagamos realidad la
fraternidad
a la cual nos invitas.
Por Jesucristo nuestro
Señor.
(Gozos)
Dulce Jesús mío,mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh sapiencia suma
del Dios soberano,
que a infantil alcance
te rebajas sacro!
¡Oh Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
disteis los mandatos!
¡Ah! ven prontamente
para rescatarnos.
Y que un niño débil
muestre fuerte brazo!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh raíz sagrada
de José, que en lo alto
presentan al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles
bella flor del campo!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, Oh Niño,
con tu blanda mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh lumbre de Oriente
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!
¡Niño tan preciado,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño
da al mísero amparo!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo,
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Abranse los cielos
y llueva de lo alto
Bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño!
Ven Dios humanado
luce, hermosa estrella,
brota flor del campo.
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Ven que ya María
previene sus brazos
do su niño vean,
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Del débil auxilio
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Véante mis ojos,
de ti enamorados!
Bese ya tus plantes,
bese ya tus manos!
Prosternado en tierra
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos,
Ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto!
Oracion al Niño Dios:
Acordaos ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! Que dijisteis a la Venerable
Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros
devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad
agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos
de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Vos ¡Oh
Jesús, que sois la misma verdad! Venimos a exponeros toda nuestra
miseria.Ayudadnos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos, por los méritos de vuestra encarnación y de vuestra infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto (hacemos nuestra peticion personal).
Nos entregamos a Vos ¡Oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
Despedida:
Dios que es fuente de verdadera humanidad, nos
bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
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