Ahora es el momento de tener un recuerdo agradecido.
Fueron muchos quienes a lo largo de mi estancia en cuidados intensivos de una clínica han dejado su huella en mí.
Experiencias en medio de la inconsciencia sobre las que puedo recordar rostros y conversaciones vagas. Quizá esta inesperada experiencia me haya lanzado a una aventura para sacar algo de mí y despertar mi "yo dormido", y conseguir aquello que me parecía imposible cambiar, crecer y madurar.
Descubrir en mi las huellas de "otros seres" encontrados a lo largo del camino, todo esto motivo de alegría y gratitud.
Es motivo de gratitud el que haya podido experimentar a Dios, sentir el profundo amor de mi esposa, de mis amadas hijas, de familiares, amigos, compañeros de camino, pacientes, conocidos y desconocidos, creer en la vida y en mi capacidad de encuentro, creer que tantas y tantas personas hayan podido ayudarme a través de sus oraciones y el estar pendientes de mi evolución, a descubrir lo mejor que existe dentro de mí y lo maravilloso que hay en cada uno de ellos.
Agradezco a:
Dios y la Santísima Virgen de Fátima por esta segunda oportunidad de vida que me han dado para revisar y continuar el camino del servicio y la entrega amorosa a los demás.
Aquellos que desde su manera de ser, sentir y hacer me ayudaron a salir de tan inesperado y difícil trance: médicos, enfermeras, especialistas y personal de alimentación y aseo, permitiéndome ser más humano, más sencillo, más sensible a las cosas de Dios.
Aquel que inesperado y oportuno supo estar allí presente.
Aquellos con quienes compartí horas, días, semanas en cuidados intensivos, cuidados especiales, cirugía.
Aquel que me ayudo a revelar mi riqueza interior, mi capacidad para salir adelante pese a los diagnósticos clínicos.
Aquella que con su gran bondad me aseo y dio alimento cuando no podía hacerlo por mis propios medios.
Aquella que entraba a la habitación para suministrarme el medicamento y mirar como estaba.
Aquel que revisando mi cuerpo y mirando los aparatos a los que estaba conectado, me afirmaba con seguridad que estaba evolucionando muy bien.
Mis hijas, que con una sonrisa, un apretón de manos y un “te amo” me animaban a luchar.
Mi esposa, que sin cansancio siempre esperó lo mejor de mí.
Aquellos que estando lejos, los sentía cerca, pues sus llamadas y mensajes permanentes, denotaban su preocupación e interés.
Tantos pacientes que me demostraron su aprecio y supieron esperar mi recuperación y regreso.
Lectores, televidentes y radioescuchas que oraron por mi pronta recuperación.
Aquellos que con su necesidad de mi hicieron que me sintiera "único"
Mis compañeros VoluntarioSinFronteras que con su experiencia interior confiaron que me recuperaría y seguiríamos caminando juntos.
Mis compañeros de Colonia que entre bromas y risas me reclamaron por el susto que les propicie.
Agradecimiento es una nota del alma que produce el mejor concierto en el espíritu.
Hoy, he aprendido el valor de la vida y de la muerte, de la Fe y la Gratitud, de la Solidaridad y el Apoyo.
Dios les bendiga a TODOS y TODAS ¡!
"He partido y he regresado por su Voluntad para seguir compartiendo los misterios de la vida y de la muerte".Mayo 17 a Mayo 31 de 2010
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